Ella era una de esas personas que habían triunfado en su vida,
había salido en más de una ocasión en la revistas más importantes del mundo, el
TIME era una de ellas.
Se había casado con un diplomático que casi le doblaba la
edad, no le importaba, en la vida no era con quien vives, si no como vives, y
ese siempre fue su objetivo.
Era la mayor de cinco hermanos, tres chicas y dos chicos.
Fue el ojito derecho de su padre, la única que
curso estudios universitarios, hizo derecho y se licencio también en ciencias
económicas.
Su madre abandonó a su padre, se fue a vivir con tipo bien
guapo.
Posteriormente se descubrió que era un traficante de drogas que
embaucaba a las mujeres maduras para meterlas en su red de distribución.
Años después apareció su madre en un contenedor de basura
descuartizada.
Todo había pasado muy deprisa, era una mujer triunfadora,
tenía todo lo que se puede desear, reconocimiento, dinero, fama.
Había dejado atrás su vida anterior, su padre arruinado vivía
en la calle, y sus hermanos, cada uno salió adelante como pudo, pero ese no era
su mundo, no sabía nada de ellos.
También como su madre, ella los abandonó.
Ese fin de año había
organizado en su mansión una cena a la que acudiría lo más selecto del país, la
seguía un equipo de televisión para retransmitir en directo todo lo que
sucedería en esa cena.
Las personas invitadas
conocían todo de su vida, de donde venia y a donde había llegado, la
idolatraban por su esfuerzo y tenacidad.
Cuando se dirigía a su mansión, el vehículo donde viajaba se
paro en un semáforo, se acercó un
mendigo con aspecto andrajoso, muy sucio, a pedir una limosna.
Todo se estaba grabando, vio la oportunidad de dar un golpe
de efecto en al programa.
Ordeno al conductor que llamara a sus escoltas, que
recogiesen al mendigo, lo llevasen a su casa, lo asearan y lo vistiesen para la ocasión.
Que pusieran un
cubierto a su derecha, quería que todo el mundo supiese que ella también era un
alma caritativa.
A la hora de la cena, todos estaban en su sitio, esperaban
que llegase ella, la triunfadora, la mujer más famosa del país.
Hizo una entrada glamurosa y triunfal.
Entre los aplausos de los concurrentes, dijo, mis queridos
amigos hoy he querido hacer una de obra caridad especial en esta cena de fin de año.
He encontrado a un mendigo cuya foto veis en esa diapositiva,
el estado en que se encontraba, ahora
hará su entrada en este comedor y se sentara a mi derecha, quiero que se sienta
como en su casa.
Obviamente, ya no está
en las circunstancia en que se hizo esa foto, ahora es otra persona y vendrá vestido como él se merece.
Ella estaba ansiosa de que se viese la obra de caridad que
estaba haciendo, se le notaba el nerviosismo, no conocía a la persona que iba a
aparecer en el comedor
Todo el mundo se levanto de la mesa le dio una calurosa
ovación a la anfitriona y a la persona que hacia su entrada en el comedor.
Lentamente aparición el mendigo, vestido elegantemente.
Todos enmudecieron al ver a aquella persona.
Este se dirigió al sitio donde le habían asignado, miro a su
benefactora e hizo una leve inclinación de cabeza.
Ella clavó sus ojos en él.
Mientras los comensales iban abandonando poco a poco el
comedor.
Quedaron ellos dos solos y mirándose a los ojos.
Él se acerco a ella, la tomo en sus brazos y le dio uno de
esos abrazos cálidos y amorosos que no se olvidan, y que ella ya conocía muy bien
Le dijo…
Feliz año nuevo hija…
Mare Nostrum 31 – 12-
2016
EL MERLUZO ERRANTE (Os contare mi historia en su momento)